La atractiva corteza dorada del pastel de frijoles rojos adquiere un color perfecto después de enrollarlo en aceite caliente. La superficie se eleva ligeramente, lo que le da un aspecto esponjoso y regordete. Cuando le das un mordisco, la textura crujiente de la piel exterior explota inmediatamente en tu boca y las migajas se esparcen. Junto con el leve aroma lácteo y la ligera dulzura, la gente no puede evitar elogiarlo repetidamente. El relleno de frijoles rojos es el alma de este postre. El relleno de frijoles rojos se cuece a fuego lento, haciéndolo regordete, suave y dulce. Puedes saborear el aroma natural y la delicada textura del frijol rojo en cada bocado.